Las Pleyades



Las Pléyades (que significa «palomas» en griego), también conocidas como Objeto Messier 45, M45, Las Siete Hermanas o Cabrillas, o Los Siete Cabritos, es un cúmulo abierto visible a simple vista en el cielo nocturno, con un prominente lugar en la mitología antigua, situado a un costado de la constelación de Tauro. Las Pléyades son un grupo de estrellas muy jóvenes situadas a una distancia aproximada de 450 años luz de la Tierra y están contenidas en un espacio de treinta años luz. Se formaron hace apenas unos 100 millones de años aproximadamente, durante la era Mesozoica en la Tierra, a partir del colapso de una nube de gas interestelar. Las estrellas más grandes y brillantes del cúmulo son de color blanco-azulado y cerca de cinco veces más grandes que el Sol.
La distancia al cúmulo ha sido estimada por muchos métodos, pues es un paso importante en la calibración de las distancias en el universo. El conocimiento exacto de la distancia a las Pléyades permite a los astrónomos trazar un diagrama de Hertzsprung-Russell, para estimar la distancia a otros cúmulos desconocidos. Otros métodos pueden entonces extender la escala de distancia, de cúmulos abiertos a galaxias y posteriormente a cúmulos de galaxias, permitiendo construir una escala cósmica de distancias.
Los resultados anteriores al lanzamiento del satélite Hipparcos encontraron que las Pléyades estaban aproximadamente a unos 135 pársec (440 años luz) de la Tierra. Hipparcos causó consternación entre los astrónomos al encontrar una distancia de solamente 118 pársec (384,7 años luz) midiendo la paralaje de algunas estrellas del cúmulo, una técnica que debe indicar los resultados más directos y exactos. Trabajos más recientes han encontrado que la distancia calculada por Hipparcos era errónea, si bien se desconoce la causa de este error. La distancia específica de las Pléyades todavía se desconoce, pero actualmente se piensa que la verdadera distancia es mayor que 135 pársec.

El cúmulo tiene unos 12 años luz de diámetro y contiene un total aproximado de 500 estrellas. Está dominado por estrellas azules jóvenes, de las cuales 8 pueden ser observadas a simple vista dependiendo de las condiciones atmosféricas (cielos muy limpios y ausencia de Luna): Taygeta (4.29), Pleione (5.05), Merope (4.14), Maia (3.87), Electra (3.72), Celaeno (5.45), Atlas( 3.62) y Alcyone (2.85). Los números entre paréntesis indican su magnitud de brillo aparente.

El orden de sus estrellas más brillantes es parecido al de la Osa Mayor y la Osa Menor, con una masa total estimada en unas 800 masas solares.

El cúmulo está compuesto en una buena parte por enanas marrones —objetos con menos del 8% de la masa solar—, los cuales son demasiado livianos para ser estrellas. Puede que estos objetos constituyan aproximadamente el 25% de la población total del cúmulo, a pesar de que sólo contribuyan al 2% su masa total. También presentes en el cúmulo, están las enanas blancas, las cuales contradicen la edad estimada del cúmulo. Debido a la corta edad del cúmulo, no se espera que las estrellas normales puedan haber evolucionado para convertirse en enanas blancas. Se cree que en vez de ser estrellas individuales de poca o mediana masa, los progenitores de estas estrellas eran masivas y orbitaban en sistemas binarios. Durante su rápida evolución, la transferencia de masa de la estrella más masiva a su acompañante, pudo haber acelerado su evolución hacia una enana blanca.
Se ha calculado que las Pléyades tienen un futuro de solamente otros 250 millones de años (Kenneth Glyn Jones); para ese entonces, habrán sido separadas como estrellas individuales (o múltiples) a lo largo de su trayectoria.

Bajo condiciones ideales de observación, se pueden apreciar algunas huellas de nebulosidad, y esto se demuestra en fotografías de larga exposición. Es una nebulosa de reflexión, causada por polvo que refleja la luz azul de las estrellas calientes y jóvenes.

Se piensa a menudo que este polvo fue lo que sobró de la formación del cúmulo, pero con una edad cercana a los 100 millones de años —que es generalmente la más aceptada para este cúmulo—, casi todo el polvo originalmente presente habría sido dispersado por la presión de la radiación. Al parecer, el cúmulo está pasando por una región particularmente polvorienta del medio interestelar.

Los estudios demuestran que el polvo responsable de la nebulosidad no está distribuido uniformemente, sino que se concentra principalmente en dos capas a lo largo de la parte que vemos del cúmulo. Estas capas se pudieron haber formado por la desaceleración debida a la presión de la radiación a medida que el polvo se ha ido moviendo hacia las estrellas.1 Las principales estrellas son, ordenadas por magnitud:

Alcyone, Atlas, Electra, Maia, Merope, Taygeta, Pleione, Celaeno, 21 Tauri (5,75) y 22 Tauri (6,40).

Las Pléyades son mencionadas en varias escrituras antiguas, entre las que se encuentran el Mahábharata (Libro 13: Anusasana Parva: Sección: LXXXVI), en donde se refieren a ellas como krittikas (sánscrito, que se puede traducir como "cortadores", quienes criaron a Kartikeya); la Ilíada y la Odisea de Homero, además de ser mencionadas tres veces en la Biblia (Job 9:9, 38:31; Amós 5:8), también son mencionadas en el Popol Vuh (el libro sagrado de los Mayas) bajo el nombre de MOTZ, que significa "montón" y que, según lo relata dicho libro, se originaron cuando "Zipacna el soberbio" mató a 400 guerreros, cuyas almas fueron tomadas por "Gucumatz el Gran Corazón del Cielo" y puestas como estrellas en el espacio, creando así Las Pléyades.
Los mayas basaron su calendario civil Haab en el ciclo anual de las Pléyades, y creían que era el lugar de origen de su cultura. Son llamadas Tzab-ek o cola de serpiente de cascabel, y también las conocen como Las siete hermanas.
Los aztecas conocían a las Pléyades como Tianquiztli ("el mercado"), esto por la muchedumbre que se formaban antes en los mercados y su semejanza con las estrellas de esta constelación.2
De acuerdo a Aveni,3 la salida heliaca4 de las Pléyades da inicio al año inca, lo que ocurre de 13 a 15 días antes del solsticio de invierno. Ellos vieron una relación entre el tiempo en que las Pléyades son visibles y el ciclo agrícola anual. De esta manera, uno de los nombres con que designaban al cúmulo era Collca, que significa «depósito de alimentos» en quechua.5 Las Pléyades están ausentes del cielo nocturno entre el 3 de mayo y 9 de junio, durante un período de 37 días, que coincide con el que media entre la cosecha y la próxima época de siembra en el altiplano.
La observación de la primera aparición de las Pléyades no solo definía el inicio del año inca, sino que también les permitía pronosticar las precipitaciones en la siguiente temporada y, según esto, adelantar o atrasar las siembras.

El 4 de marzo de 1769, Charles Messier las incluyó como el n.º 45 en su primera lista de nebulosas y cúmulos de estrellas, que fue publicada en 1771.
En algunas versiones de la biblia (Septuaginta), las Pléyades son llamadas "Kima"; sin embargo la Vulgata incorrectamente identifica ese nombre con la estrella Arturo.






Las Pléyades son las siete hijas de Atlas y Pléyone. Eran las ninfas del cortejo de Hartemos, y como ésta, trataron de mantener su virginidad aunque no lo consiguieron. Ninguna de las siete. Sus nombres eran Alcíone, Celeno, Estérope, Electra, Maya, Táigete y Mérope, las mas tímida de todas porque fue la única que se desposó con un mortal. El resto de las Pléyades se unió con dioses que engendraron un linaje de héroes, del cual Hérmes es el más conocido de ellos.
Orión se encontró con Pléyone y sus hijas en Beocia y se enamoró de las ninfas, por lo que decidió a perseguirlas en busca de su amor. Cinco años duró el acoso hasta que Zeus, a pedido de las Pléyades las transformó primero en palomas para poder escapar de Orión y luego en estrellas. Así quedan retratadas para siempre en el cielo nocturno junto con su acosador Orión, que aparece junto a ellas en la noche, persiguiéndolas por siempre.
Así sucede que durante la noche, aparecen las Pléyades en el cielo, como seis estrellas brillantes y unidas, y una séptima, que sería la avergonzada Mérope, un poco más difusa. Orión continúa cerca de las ninfas, como el enamorado no correspondido que permanece fiel a su propio corazón a pesar del mundo que se le niega. Y así continuará incluso aún después que la vida en el mundo se acabe.
La aparición de las Pléyades en los cielos de la antigua Grecia indicaban el inicio de la temporada de navegación y de la siembra de los campos. Para los amantes de las estrellas, las Pléyades son un espectáculo único de los cielos. Simbolizan tanto a las ninfas como a las palomas o a siete cabras, novias o bailarinas, de las cuales siempre hay una que se pierde o desaparece.
No fueron los griegos los únicos que encontraron en las Pléyades una historia que contar. Los Incas consideraban a este grupo de estrellas como la madre de todo el firmamento y las llamaban Collca, o la Asamblea. Consideraban que era el punto donde se había originado el universo.
Los relatos del pueblo cubeo del amazonas colombiano consideraban a las Pléyades como un avispero llamado Uchiwu. Los matacos del Gran Chaco argentino veían en este enjambre de estrellas una escalera de flechas lanzadas una detrás de la otra para alcanzar el cielo.
Sin duda son un espectáculo formidable para disfrutar de los cielos nocturnos, tanto a simple vista, como con instrumentos de observación. Vistas con binoculares, este cúmulo revelará estrellas nacientes que surgen en medio de polvo y gases que desde la lejanía sirve de excusa para hablar de historias de los pueblos del mundo. Estén estos donde estén.


De acuerdo con las tribus americanas nativas de los Kiowa y los Sioux Lakhota, algunas chicas salieron a jugar y fueron vistas por varios osos gigantes, que comenzaron a perseguirlas. En un esfuerzo por escapar de los osos, las chicas se subieron encima de una roca, se pusieron de rodillas, y oraron al Gran Espíritu para que las salvase. Al escuchar sus oraciones, el Gran Espíritu hizo subir la roca de la tierra hacia el cielo para que los osos no pudieran alcanzar a las chicas. Los osos, en su intento de escalar la roca, que se había vuelto demasiado empinada para subir, dejaron profundas marcas de garras en los laterales. Cuando las niñas llegaron al cielo, se convirtieron en la constelación de lasPléyades.

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